Escribe: Dinorah López Soler
Un jardín de palabras y sensaciones
La escritora Virginia Mórtola y la ilustradora Laura Carrasco nos proponen la novela corta Jardín ambulante. Jazmín, la protagonista, va a pasar unos días a la casa de su tío Florencio porque su abuela Mima está internada en el hospital. A Jazmín le encanta ir allí, porque a su tío le gusta investigar la naturaleza. Recolectan y clasifican hojas y flores, con nuevos criterios. Mientras hacen esto se cuentan historias. A su vez, cerca de la casa de Florencio vive Romeo, que es amigo de Jazmín, junto a su abuelo Jorge, que es un inventor. Jorge tiene una amiga que se llama Riosa, otra exploradora, que siempre se traslada con su bibliocarro.
La nouvelle de Mórtola presenta una narración ágil, organizada en veinte capítulos breves. El primero se titula Lo que emociona es un misterio y el último Lo que emociona tiene raíces. Esta sintonía le da circularidad a la novela. La vinculación de ambos títulos muestra que ese tiempo en el que Jazmín conocerá sobre la naturaleza también profundizará sobre los vínculos, la amistad y la aceptación de la naturaleza de cada uno de esos seres con los que convivió.
Dos niños y tres adultos. Tres adultos singulares que se permiten jugar, imaginar, inventar , crear. Desde el inicio se dice que Florencio es el tío favorito de Jazmín “porque nunca está apurado, como están su mamá y su papá, y le cuenta historias con la misma calma con que huele las hojas de los árboles”.
Desde el inicio, el narrador en tercera persona establece una complicidad con el lector, al aceptar que éste pueda pensar que estos personajes son raros. Y es interesante ese posicionamiento, porque la rareza está en sentirse bien en la naturaleza, observarla, disfrutarla, en compañía , dándose tiempos para estar con el otro a fin de conocerlo, sin apuros, sin prejuicios.
Estos adultos son aventureros y creadores, cada uno de ellos habita poéticamente, transforma lo que ve, inventa a nivel material y a nivel lingüístico. Se aventuran a la creación y si fracasan se ríen, del error aprenden.
Además son adultos que contienen la angustia subyacente en el corazón de Jazmín por la salud de su abuela. Contienen con historias, con investigación, con disfrute de la naturaleza, con abrazos: “el brazo de Florencio se alargó con destreza y rodeó la espalda de Jazmín como si hubiese sido creado solo para eso. Hipnotizados, miraron los últimos tintes del horizonte.”
Estos adultos inventan palabras, inventan historias e incentivan a Jazmín y a Romeo a crear, y a justificar sus elecciones. Son grandes observadores que escuchan con atención todo lo que los rodea. Para Florencio, cada árbol tiene su propio idioma, y hay que entenderlo. Esa actitud del mundo adulto ayuda a los niños a detenerse a escuchar e imaginar.
A su vez, la novela trata otros temas que tienen que ver con la literatura , las lectura yel lector. De forma tangencial se reflexiona sobre qué es una historia para niños y qué no es. Para niños no pueden ser historias horribles y tristes, ¿para adultos sí? ¿No podría pasar que a los adultos les pudiera parecer horrible y triste una historia destinada a ellos? Las categorías de horrible y triste ,¿tienen edad?
Por otra parte, el personaje de Riosa es un modelo de lectora, quien mientras lee, degusta y olvida el mundo exterior, generando un espacio-tiempo personal y único: “devoraba las palabras como si fueran almendras: empezaba y no podía parar hasta que no quedara ninguna”.
En este caso Riosa es una lectora que aporta las voces de escritores, y de allí la intertextualidad constante en la novela: la mitología griega, Unamuno, Bradbury, Liliana Bodoc, leyendas, reflexiones sobre el origen de ciertos nombres y su significado, y también su propias creaciones como escritora. Toda la novela es una invitación a crear a través de la palabra, a leer y a escribir.
El tío Florencio le regalará a Jazmín su primer herbario: Mi herbario , diario de exploradora de la naturaleza. Es eso, y es un diario íntimo también. Porque allí es donde Jazmín plasmará su preocupación por su abuela y su conciencia de la gravedad de la situación aunque sus padres no hablen de ello.
La novela se narra en doble registro, el acontecer de los hechos entre estos personajes y el Herbario/Diario que le brinda a Jazmín ese tiempo para sí misma. E inclusive reflexionará sobre cómo cerrar cada intervención , si es una escritura para sí misma. Y resolverá decir “Hasta luego, querida yo”. Hacia el final, un tercer registro aparecerá, cuando se invite a Riosa a escribirle una carta a Jorge, y ésta lo hará.
El cambio de grafía, la página con renglones a la manera de un cuaderno son decisiones del cuidado editorial que el lector celebra, como el uso del verde en solapas interiores, los macachines reales pegados al comienzo del libro , a la manera de un herbario, el enlace para un video , al final, en el que la autora enseña cómo hacer tu propio herbario.
Las ilustraciones de Laura Carrasco son joyitas poéticas y botánicas al mismo tiempo . Porque supo elegir los colores y tonos más pertinentes para la historia. Mantuvo la precisión para la ilustración de cada una de las plantas y de las aves, combinándola con la fantasía necesaria para ampliar la polisemia de la historia.
Es una novela muy bien narrada, con una prosa cuidada en su construcción verbal, con imágenes que invitan al lector a desplegar todos sus sentidos como lo debe hacer frente a la naturaleza y frente a los demás: “Hay personas que pescan con cañas, otras con cámaras de fotos, otras solo con los ojos. Algunas pescan palabras, quizá haya quien coleccione olores,canciones o pasos de baile.”
Por momentos, Mórtola construye greguerías a la manera de Ramón Gómez de la Serna: “Los pájaros son flores inquietas”. “’Los buzones son cajas de regalo, abrir la tapa para descubrir una carta es como desatar una moña”.
Durante toda la historia se fortalecen vínculos, se construye amistad, y se aprecia que para ser amigo no se necesita saber datos del otro, no se necesitan tener todas las respuestas, sino valorar y disfrutar los momentos de encuentro en el que ser y estar se conjugan armónicamente.
Dinorah López Soler
Profesora de Literatura
Experta en Literatura Infantil y Juvenil
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