Escribe: Dinorah López Soler
EL NOMBRE VERDADERO
Los abuelos cumplen un rol muy importante en la vida de los niños, les dan amor, los miman y los cuidan. Además, son los encargados de transmitir la historia familiar, los recuerdos y las experiencias vividas. El nombre verdadero es un libro de poesía escrito por la uruguaya, radicada en Argentina, Alejandra Correa, e ilustrado por el uruguayo Matías Acosta.
Alejandra Correa nació en Uruguay y desde los tres años vive en Argentina: Cuando me preguntan si sigo siendo uruguaya digo que sí. Cuando me preguntan si soy argentina digo que sí. A medida que fui creciendo aprendí a hacer una trenza con los hilos a uno y otro lado de este río que, según dicen, es “el más ancho del mundo”. Para mí es el río de la memoria. Un río con superpoderes que me piden que busque el nombre verdadero de las cosas para que no se pierdan en el agua.
Matías Acosta nació en Paysandú, vivió en Argentina, formó familia allí y retornó a Uruguay: La mirada siempre está puesta en ese río que desde este lado le damos la espalda. A veces en sueños aparece el río, el horizonte como una línea que los ojos extrañan.
Estos dos creadores nos brindan un poemario que nos conectará con nuestras infancias. Se puede leer on line de forma gratuita e inclusive se puede descargar de la página www.edicionesdelaterraza.com.ar
Está co-editado por Ediciones de la Terraza y La Gran Nilson una plataforma editorial independiente. Sus creadores y editores quieren que el libro circule, en el sentido de cultura colaborativa. Ediciones de la Terraza publica todos sus libros bajo licencias Creative Commons, para que se puedan tender nuevos puentes entre creadores y lectores. La Gran Nilson es una plataforma editorial que permite a los autores autogestionar sus libros.
La voz lírica del poemario es la de una nieta que nos cuenta sobre su abuelo y nos recuerda su pensamiento. Dice el Abuelo: Se le cambia el nombre a las cosas para quererlas mejor. Las personas dejan huellas en nuestras vidas. Y las dejan en base a miradas, gestos, actitudes, palabras que han tenido para con nosotros, a través del tiempo de calidad que nos brindaron, a través de silencios, aromas, palabras, cantos, alegría y miradas
El abuelo no es solo un nombre de pila, Juan Pablo, sino que su nombre verdadero estará relacionado con todos esos momentos vividos entre ambos. Porque la mirada, la atención que le brindemos al otro, el tiempo juntos, el amor compartido, son los que verdaderamente nombran a cada uno y a la relación de nieta y abuelo.
En el poemario hay dos niveles de discurso. Por un lado, los poemas propiamente dichos, en los que la voz poética de una nieta describe a su abuelo, y a través de esos encuentros , describe también su propio crecimiento de niña a adulta.
Por otra parte, se reproduce lo que cantaba el abuelo, fragmentos de otros textos que acompañan su accionar. Versos de Alfredo Zitarrosa, María Elena Walsh, Homero Espósito y Antonio Aguilar, se entrecruzan en el poemario, porque El Abuelo cree que la voz hace crecer a las cosas
A nivel del trabajo de ilustración, Matías Acosta utilizó la técnica de collage, y tomó incluso algunos detalles de fotos familiares. Acosta deja respirar al texto, sigue la línea minimalista, pocos objetos, planos largos, alternados con primeros planos del abuelo. Con pocas líneas en ojos y boca, muestra un gesto, plasma los afectos. El lector no recibe al personaje definido, recibe la esencia de un abuelo querible, que acompaña, disfruta de la vida y enseña a amarla.
Es el tiempo el que
devela
el alma de las cosas,
y el alma ya trae un nombre que ahora
se hace escuchar.
Dinorah López Soler
Profesora de Literatura
Experta en Literatura Infantil y Juvenil
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