El 18 de diciembre del año 2000, la Asamblea General de la ONU proclamó el Día Internacional del Migrante. El objetivo fue propiciar la reflexión y el intercambio de ideas y experiencias entre países y regiones, para enfrentar las dificultades de la migración internacional.
Los antecedentes de esta proclamación fueron, por una parte, en 1990, la realización de la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares. Luego en 2016, la aprobación de la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes. A partir de allí, se pretendeió proteger la seguridad, dignidad, libertad y derechos humanos de los migrantes.
Las personas migran en la búsqueda de una mejorar calidad de vida para sí mismos y para sus familias. Se migra por razones de hambre, desempleo, guerra, persecución política y/o religiosa.
Cada año se formula un lema para celebrar el Día del Migrante. En 2020, fue “Nosotros juntos” , en una búsqueda por contribuir a la cohesión social, haciendo énfasis en lo que nos une como seres humanos y no en lo que nos separa.
En 2021, segundo año de pandemia, el lema es Reimaginar la movilidad humana. Sensibilizar sobre esta problemática actual, para ponernos en los zapatos de los otros; cómo viven el exilio, el desplazamiento, la exclusión, y el desamparo ante las diferentes formas de violencia.
Un capítulo especial dentro de este tema es el de las infancias migrantes, sus pérdidas, dolores y miedos durante la constitución de sus procesos identitarios. Los problemas que deben enfrentar originados por prejuicios y desconocimientos en los lugares que los reciben. El viaje migratorio en el que sacrifican cosas, dejan atrás seres queridos, y cruzan fronteras de incertidumbre. ¿Qué sienten, qué pensarán de ese viaje que deben hacer, sin que haya sido su meta original? , ¿Qué ideas pasarán por sus mentes mientras caminan?
En tal sentido, les propongo un pequeño muestrario de libros para niños, que presentan historias en las que se lucha por una sociedad global más respetuosa, tolerante y empática, así como por un planeta más habitable para todos. Historias que ayudan a encontrar respuestas a ¿ de dónde vienen los migrantes? ¿ Por qué migran las personas ? ¿ Los refugiados, de qué se refugian? ¿ Cómo podemos conocerlos y ayudarlos? En ellas , el niño migrante es tratado como un actor social.
«Si un libro es un modo de conocer, una manera de penetrar en el mundo y buscar el sitio que nos corresponde en él, Stefano me permitió recuperar la sensación de hambre, desarraigo, extrañamiento, de hombres y mujeres que un día se marchan de su tierra, en busca de una vida mejor» Así finaliza, María Teresa Andruetto su obra Stefano, dedicada a su abuelo, un inmigrante italiano. Estas palabras sintetizan el proceso doloroso de la migración.
Con crudeza y ternura a la vez, se retratan el hambre, el despojo y las despedidas, por un lado, y la familia, que se construye en un nuevo lugar, por la otra. Se entretejen historias familiares en relación a los vínculos culturales y el duelo por el hogar que se abandonó y la infancia que se perdió. Lo que siempre acompañará al migrante serán los recuerdos, esa memoria que perdurará a lo largo del tiempo y será evocada en cada presente que se lo requiera.
Hemos llegado a Berlín de Fanuel Hanán Díaz presenta una historia contada desde la perspectiva de un niño de diez años que acompaña a su madre y a sus hermanas en un viaje de desarraigo, desde su Venezuela natal; más precisamente desde la ciudad de Cúcuta, hasta Berlín, en Santander, a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar, una zona de las más altas y frías montañas de Colombia. La narración en primera persona le permite al escritor mostrar el desarraigo, el dolor por el recuerdo de lo que se dejó atrás, la familia que se extraña. Niños que dejan de lado su infancia en proceso, para acompañar a sus madres y/o padres, con la fortaleza que ellos necesitan en esos momentos.
José Campanari y Evelyn Daviddi, son los autores del libro álbum Trenfugiados. Dos niños pequeños , primos entre sí, de visita en la casa de la abuela, cuentan a sus familiares que en la escuela , junto a sus compañeros de clase, llevaron comida para los “trenfugiados”. En ese neologismo de inventiva infantil, se sintetiza la visión del migrante desde la óptica del niño. El relato empático y sensible de los primos posibilitará que la abuela cuente historias cercanas de desarraigo vividas en su infancia. Serán los niños los que aborden el tema y se propondrán una actitud para con los migrantes: decidirán preparar una cama para quien lo necesite.
Aquí en Uruguay, la escritora Zunilda Borsani aborda el tema de la migración por guerra y conflictos bélicos en su libro Haina y los lobos del desierto. En el prólogo, explica la autora: “Desde pequeña, solía escuchar a mi abuelo hablar sobre las guerras interminables. Desde entonces no he dejado de escucharla una hasta el día palabra guerra; palabra que hasta el día de hoy me produce indignación y dolor. Muchos pierden la vida en esas travesías o pierden a sus padres. Quise mostrarle al mundo que los huérfanos deben ser rescatados, contenidos y tenemos que brindarles todo lo necesario para que descubran la libertad y el amor. Junto a Haina y sus amigos, mientras escribía, caminé entre las ruinas y participé de esas lecturas que los hacían soñar, me sentí emocionada, me compenetré con su dolor, su miseria y su abandono, pero también sentí el placer de imaginar, como ellos, un mundo mejor. Con esta historia quise llenar de esperanza este mundo de guerras y violencias. Espero que después de leer este cuento seamos más solidarios, menos violentos y aboguemos por la paz y la libertad en el mundo”.
La historia presenta la migración impuesta como único camino para salvar la vida. Temas como la muerte, la angustia extrema y la solidaridad se unen en este cuento que pinta cómo los conflictos bélicos usurpan la infancia a niños inocentes. Haina deberá ser una adolescente fuerte que protegerá a niños pequeños, luego de la muerte de su madre y hermano a raíz de un bombardeo en la ciudad de Alepo. Su apoyo emocional será abrazar el libro que su madre le leía noche tras noche y que lleva impregnado el aroma materno. El principito de Antoine de Saint-Exupéry será su compañía , su esperanza. La historia propone la salvación a través de la lectura, de que un mundo diferente es posible, y que la solidaridad no es un anhelo sino una realidad.
Todos de una u otra manera somos migrantes, lo han sido nuestros antepasados y podrán serlo nuestros descendientes. En la medida en que el arte, y en especial, la literatura destinada a la infancia, presente historias de esas diversidades, construiremos pequeños mojones de un camino empático, tan necesario para una convivencia saludable a nivel físico y espiritual.
Dinorah López Soler
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