El 3 de diciembre de 1992, finalizó el Decenio de las Naciones Unidas dedicado, en aquel momento a los llamados “Impedidos”’ (1983-1992). En esa fecha se proclamó el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Durante esos años se procuró tomar conciencia, generar medidas orientadas para la acción, en la igualdad de oportunidades.
En esta fecha se promueven los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad. El paradigma ha cambiado, de la visión inicial centrada en el déficit, de “’impedidos”, actualmente se concibe a la discapacidad formando parte de la condición humana. Cada uno de nosotros, en algún momento de nuestras vidas, podemos transitar por una discapacidad temporal o permanente. Entonces,lo importante será que la sociedad haya generado las condiciones para una vida digna y plena, en todos los aspectos.
Es por ello que muchas de las acciones, programas y actividades se centran, actualmente, en un enfoque social, de manera de atender las barreras físicas y las actitudes que pueden llegar a restringir la participación de las personas.
En 2006 se realizó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que fue aprobada y firmada por 180 países. En ella se señala: “La accesibilidad y la inclusión de las personas con discapacidad son derechos fundamentales”. Se busca que las personas con alguna discapacidad -física, mental, psíquica, intelectual, sensorial, de carácter temporal o permanente- tengan la posibilidad de ser participantes activos e independientes en la sociedad.
En cada edición del Día Internacional de de las Personas con Discapacidad se pauta un lema que oficiará de brújula para las acciones. En 2019 el lema fue un mandato: Empoderar a las personas con discapacidad, en 2020, un anhelo descriptivo: Un día para todos. En 2021, el lema se problematizó con la pandemia: “Liderazgo y participación de las personas con discapacidad en la construcción de un mundo postcovid inclusivo, accesible y sostenible”. Este tema debe enmarcarse en el respeto por los derechos humanos, para procurar un desarrollo sostenible de las sociedades en paz y con seguridad. Nadie debe quedar atrás, nadie debe quedar por fuera.
Uno de los caminos para cumplir con los objetivos de concientización sobre el tema, es realizar un trabajo de intervención sociocultural. En tal sentido, primero la edición de libros inclusivos y luego la lectura de ellos, son caminos para la transformación y construcción de nuevos sentidos, idearios y prácticas.
Procurar la creación y posterior edición de historias en las que los personajes presenten alguna discapacidad es una forma de generar cambios en las personas, en sus contextos y en sus interacciones. A su vez, si el formato del libro permite el acceso a través de la lengua española, el braille y/o el audio con descarga de código QR, ayuda a la democratización de la cultura. No debemos olvidar que la lectura es una práctica sociocultural que permite la construcción de lo íntimo a la vez de lo social.
En tal sentido, y centrándonos en la literatura destinada a niñas y niños, queremos destacar tres acciones editoriales nacionales que contribuyen a la inclusión.
Susurros del tacto es un proyecto coordinado por Gabriela Perciante, maestra especializada en discapacidad visual. Los libros de su autoría son inclusivos en tiflotecnología. Poseen los dos sistemas de escritura: braille y común en macrotipo. Pueden ser leídos por personas con ceguera, de baja visión y videntes. Estos libros también incluyen figuras de puntos en relieve. Hasta el momento tienen editados Etzé y la piedra azul y Manzi brujita de manzana. www.susurrosdeltacto.com
En 2019, María José Pita ganó los Fondos Concursables del MEC, para editar un libro inclusivo que aborda las respuestas a la pregunta del título del libro A qué huele el amarillo? El libro incluye la versión de la historia en tinta, braille y audiolibro, accediéndose a esto último a través de la lectura de un código QR que direcciona al audio alojado en la página web de su autora. www.mariajosepita.com
La Editorial Cosa Buena obtuvo el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para desarrollar una colección de libros infantiles que permite el acceso a las historias a través de diferentes caminos: la lengua española, el braille, y con el escaneo del código QR, se accede a un video animado sobre el cuento con subtítulos, voz del narrador y un intérprete de lengua de señas uruguaya. Sus creadores Nadia Carreras y Javier Castro señalan:”’Trabajamos para naturalizar la inclusión de las personas en situación de discapacidad.” Tres títulos se destacan: Libro 1: El gran secreto, Libro 2: Conectados, Libro 3: Un picnic de otro planeta. www.cosabuena.uy
Tres ejemplos de emprendimientos que conjugan arte verbal y plástico destinado a la infancia, a través de una variedad de medios que democratizan la accesibilidad para su lectura.
Prof. Dinorah López Soler