Escribe: Dinorah López Soler
HAY LIBROS QUE SON SEMILLA: ESTRAFALARIUS de VIRGINIA MÓRTOLA
Si decimos arpas, guitarras, violas y violoncellos, violín, de calidad, muchos dirán STRADIVARIUS porque estos instrumentos son muy valorados por los intérpretes más famosos del mundo y por los coleccionistas de antigüedades.
Stradivarius es la forma latina del apellido Stradivari, particularmente Antonio Stradivari, quien fue el más prominente lutier italiano.
Sus instrumentos musicales se caracterizaban por una sonoridad muy particular. Como muchas veces pasa los instrumentos se identifican por el nombre de su creador. Y con los stradivarius pasó eso, identificar un stradivarius era reconocer un instrumento musical de calidad, que permitirá crear una música sublime.
La historia que comentaremos habla de un niño que cuando nace, en lugar de traer un pan bajo el brazo , como dice el refranero popular, trae un stradivarius, trae un violín.
El libro se titula Estrafalarius, postales de una vida, de la escritora , docente , especializada en literatura infantil y psicóloga, Virginia Mórtola y el ilustrador y diseñador textil Eduardo Sganga.
Detengámonos en el título y en el subtítulo: Estrafalarius, es el nombre del protagonista, su nombre, generado desde el adjetivo “estrafalario”, deviene en sustantivo, a través del sufijo “us”. A su vez, hay una sintonía musical entre Stradivarius que es el violín con el que nace, y el Estrafalarius con el que se lo denomina. Este ser llama la atención desde que nace, por su extraña apariencia cabeza extremadamente redonda y piernas extremadamente largas. Pero también será extravagante en su forma de actuar, principalmente en lo que genere en los demás.
Si volvemos al subtítulo, Postales de una vida, ya sabemos que leer este libro será viajar por algunos momentos de la vida de Stradivarius. La vida no puede ser apresada o reproducida en forma completa, ni por nuestra memoria, ni por las fotos, ni por los diarios íntimos, ni las biografías. La vida traspasa cualquier categoría a la que busquemos reducirla. La vida es transcurrir, como los viajes , no tenemos foto a foto lo vivido, tenemos postales , que elegimos destacar o atesorar.
Como lectores no conoceremos todo sobre este personaje, cada página con la que avancemos, será una ventana que abrimos a un momento de su vida. Por ese motivo, asistimos a momentos de la vida de este ser, y por eso, en ninguna de las ilustraciones aparece completo el personaje. No entra en la página, pero no solo porque tiene piernas extremadamente largas, sino porque la vida no se encasilla en una página, va más allá.
La doble página inicial de la historia es impactante, porque es el momento del nacimiento de Estrafalarius, y el ilustrador de manera magistral nos ubica a nosotros lectores, desde el lugar de esa madre pariendo, así que nosotros estamos viendo los rostros de asombro de los que ven a nuestro hijo antes que nosotros. En el caso de la historia, son el padre y la partera.
A partir de allí, se seleccionan postales, se seleccionan momentos, se aceleran tiempos. En pocas frases, transcurre mucho de este niño con piernas extra largas y cabeza extra redonda:
Saltó de la cama y se puso la galera de su padre.
Creció mientras se acercaba a la puerta. Al atravesar el
umbral del jardín ya era más alto que ellos tres juntos si
se pararan uno sobre el otro.
Esta prosa no es solamente narrativa referencial, es metafórica. A lo extraño de la apariencia física, está el extrañamiento que produce su arte, y lo que genera en los demás, de allí su grandeza.
A partir de ese momento, galera, violín y manos serán metonimias visuales, para representar en esas partes el todo que es Estrafalarius. El impacto de su música trasciende ambientes, épocas y no deja indiferentes ni a los peces.
Mucho tiempo en la vida de este personaje se sintetiza en “tocó y caminó”, “caminó y tocó”. Esas expresiones, abren la posibilidad de que el texto sintetice en una página, mucho tiempo en la vida de este personaje: experiencias lindas y algunos sinsabores, algunos rechazos:
Tocó melodías tibias como el té de las abuelas para una joven que regaba la punta de los zapatos con sus lágrimas.
Todo el libro es música, es sonoridad, es movimiento, con un predominio de la línea curva en las ilustraciones, esa línea curva que refleja dulzura, suavidad y flexibilidad, de ahí que se le relacione con el sexo femenino. Y que en el texto, nace con los abrazos de la partera brasileña que se emociona y disfruta con la música de este niño y ese disfrute se plasma en su vestido que danza y se alegra.
La galera y el violín serán su identificación, a tal punto que vivirá en una galera. Referencia y metáfora, indudablemente, pluralidad de lecturas y sentidos. Referencias implícitas, también a otras historias, porque el mundo de la maravilla, está presente aquí.
En el transcurrir de estas postales, aparecerá un personaje secundario que será un gato Fasol. El juego que hace la autora con las notas musicales, es evidente. Fasol será su amigo, dirá el narrador:
supo que estarían juntos para siempre. De pronto, para siempre el pareció una expresión extraña.
El tema de lo efímero, de que todo tiene un final, las relaciones, la vida misma, se cuela muy sutil y poéticamente en la historia.
Habrá dos hermanas, que comentarán aspectos externos de Estrafalarius y ellas serán las mellizas, Serafina y Desafina, continuando con el juego de la sonoridad.
Se acumularán objetos de lo más dispares, reales e imaginarios, tangibles e intangibles, en el bolsillo del personaje: cuyo significado no sabremos , porque solo queda en la vivencia misma del involucrado.
Es un texto que va increscendo en cuanto a la profundidad de la vivencia, de ahí que en la melodía suenen preguntas como ¿Cuántas vidas tiene un ser humano? ¿ Cuántas páginas dura una vida? ¿ Dónde quedan los recuerdos? ¿ Y lo que no se cuenta?
El final es sumamente poético y tiene que ver con el cierre de un ciclo, pero también plasma el comienzo de otro ciclo, porque queda el canto de los pájaros.
Será interesante, que el lector observe cómo expresa el ilustrador la música a lo largo del texto, cómo la representa icónicamente, porque luego quedará en la naturaleza, siendo una con ella.
Cabe mencionar, ya para el final, que la tipología de la letras para título, subtítulo y la palabra Fin del final, precisamente, remite a las antiguas películas del cine mudo que combinaban imágenes con música. Ese período siliente, tiene que ver con que Estrafalarius no habla en toda la historia, solo crea música.
Vale la pena acercarse a ESTRAFALARIUS, Postales de una vida de Virginia Mórtola y Eduardo Sganga de Editorial Alfaguara. Es un libro semilla que quedará resonando vida en el lector.
Dinorah López Soler
Profesora de Literatura
Experta en Literatura Infantil y Juvenil
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